domingo, 31 de julio de 2011

Las cosas que me matan.


Hasta hace un tiempo me creía lo bastante autosuficiente como para mantener mi alma intacta y en pie sin la ayuda de nadie que la sostenga. En la vida hay pocas cosas que se mantienen en el tiempo, lo único que se conserva y siempre está somos nosotros mismos, de principio a fin. ¿Ustedes se preguntan por los amigos, la familia, el amor de nuestra vida? Si, ellos, algunos, pocos, muchos, ninguno; nos acompañan en largos trayectos del camino, pero no siempre van a estar. Ellos también tienen su sendero y a veces es distinto al nuestro o se bifurcan. 
Es duro pero lo aceptamos y continuamos el camino. Y si somos afortunados, podremos hacerlo de la mano de alguien más. Alguna vez escuché que las mejores amistades son muchas veces las que uno ve con menos frecuencia, y me dejó pensando, ¿Qué tan acertado es eso? ¿Se puede realmente considerar amigo a alguien con el cual no se vive el día a día? Hay muchas maneras de verlo, muchas de sentirlo y más aun son las que existen. Una por cada persona y una por cada amigo.
Mi alma ya no está intacta y me pide desesperada que busque ayuda, ahora entiendo lo que necesito. Mas bien lo que necesitaba. Aún sostengo que solo yo voy a estar siempre para mí. Pero la realidad, es que yo solo no soy nada.

sábado, 30 de julio de 2011

Camino al limbo.

Creo que este es un momento muy propicio para despedirme; espero no me extrañes pero tampoco que me olvides. A modo de confesión me declaro culpable de extrañarte, pero después me pasa que nunca me acuerdo quien sos. Es tan bello renovarte cada día, porque cada día que te olvido no es igual a cada día que te vuelvo a recordar.

Ya es tiempo de seguir adelante, no es que esté alegre, no es alegría esto, es crecer. Te admito que cada tanto algún pensamiento dejo escapar, pero lo estoy controlando, ya no soy el mismo de antes; aunque no cambié ni un poquito.

Tengo una muy buena conocida que está en el limbo y me invito a ir con ella, me habló maravillas de él. Me contó como era, dijo que no sabés para donde salir disparado porque por más que corras tres kilómetros siempre estás en el mismo lugar, ves las mismas cosas, sentís los mismos olores, escuchás las mismas voces, y te sentís igual. Así que me despido, hacia allá voy. Y si algún día soñás conmigo, podés venir a verme al limbo un ratito…Yo se que ahí, en el último nervio del dedo chiquito del pie izquierdo, ¡ahí! te caigo bien.

martes, 19 de julio de 2011

Me han hecho enamorarme de la vida.

Un hermoso poema de Julio Ramón Ribeyro sobre la amistad, pero no el mismo que puse la vez pasada obviamente.


El amor, para existir, no requiere necesariamente del consentimiento,
ni siquiera del conocimiento del ser amado. Podemos querer a una
persona que nos desprecia o incluso nos ignora. La amistad, en cambio,
exige la reciprocidad, no se puede ser amigo de quien no es nuestro amigo.
Amistad, sentimiento solidario. Amor, solitario. Superioridad de la amistad.

Julio Ramón Ribeyro

jueves, 14 de julio de 2011

Sobre el arcoiris.

¿Se imaginan la vida sin música? Acá les dejo un tema que escucho siempre que necesito relajarme un poco. Cantado por el genial Israel Kamakawiwo´ole, ¡que en paz descanse!


martes, 12 de julio de 2011

Mar del plata. San Luis. Barcelona.

Mis tres mejores amigos viven a no menos de 400 kilómetros de distancia. Mar del plata. San Luis. Barcelona. Desde hace ya casi 9 años que vivo separado de ellos y aun mantenemos nuestra amistad intacta.

Santiago, quien vive en Mar del Plata y con el que más seguido me veo, también es muy amigo de Julián, nuestro compañero ibérico. En varias ocasiones imaginamos un viaje hacia Europa para visitar a nuestro casi hermano.

Florencia es quien se aventuró en tierras puntanas. Cuando éramos chicos, compañeritos del primario, nos llevábamos muy mal, vivíamos peleándonos. Hoy en día es una de las personas que más aprecio. Y la que más extraño.

Este 20 de julio me encuentra triste. Alejado de mis amigos mas queridos, con el corazón puesto en Mar del Plata, San Luis y Barcelona.

Por último, les dejo algo de Julio Ramón Ribeyro que expresa de manera increíble lo que siento.


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Cada amigo es dueño de una gaveta escondida de nuestro ser, de la cual solo él tiene la llave e ido el amigo la gaveta se queda siempre cerrada. Alejarse de los amigos es así clausurar parte de nuestro ser. Yo habría sido diferente si hubiera continuado frecuentando a ciertos amigos de mi juventud. Pero las circunstancias nos separaron y continuamos viajando cada cual por su lado y por ello mismo mutilados. De allí que ha cierta edad sea difícil hacer nuevos amigos. Todas las facetas que ofrecía nuestra personalidad han sido ya copadas, ocupadas, selladas por las viejas alianzas. No hay superficie libre donde la nueva amistad pueda asirse. Salvo que el nuevo amigo se parezca extremadamente al anterior y se valga de esta semejanza para penetrar por refracción al recinto secreto de la primera amistad. Pero por más afecto que nazca siempre será el imitador, el falsario, el que no accederá jamás a la cámara preciada. Cámara irrisoria, seguramente, que no guarda a lo mejor más que un montículo de pedregullo, por que los ojos del amigo, del primero, convertían en lo que él quería ver: lo irremplazable.


Prosas apátridas. Julio Ramón Ribeyro.

lunes, 11 de julio de 2011

Una extraña vieja angustia.

Ayer voté por quinta vez. Nuevamente mi candidato perdió. Ahora me toca enfrentar lo que tanto temía: elegir entre dos personas, dos proyectos, que no comparto. Uno (no importa cual) está a años luz de mi forma de pensar. El otro porque simplemente no termina de convencerme. Atención, este posteo, el primero de esta nueva etapa, no es un análisis político de los candidatos ni del panorama nacional. Son solo las sensaciones que me surgieron la mañana de este lunes, mientras viajaba en el 130 al trabajo.

Cuando pensaba en estas dos fuerzas que se enfrentan en el balotaje para gobernar la Capital Federal inmediatamente vino a mí un recuerdo de mi infancia. Cada vez que mis hermanos miraban un partido de fútbol yo siempre preguntaba quienes eran los buenos y quienes los malos. Tenía esa idea, inculcada por los dibujos, Disney, o vaya a saber que otras cosas, de que el mundo se dividía en buenos y malos. O ganaba uno, o el otro. Ellos nunca me respondían, seguramente porque creían que yo jamás entendería lo que sucedía.

Tarde un tiempo largo en comprender lo que mis hermanos nunca me quisieron explicar. No había buenos ni malos, simplemente dos bandos que añoraban la victoria. Uno podía odiar al contrario, serle indiferente o tenerle cariño, no importaba. Para mi el objetivo no debería ser vencer al otro, si no jugar como nunca jugaste antes, para alcanzar el triunfo.

Pensar en buenos y en malos nos hace muy mal. El domingo me acosté pensando en eso. Tantas peleas, tantos ataques, una campaña muy sucia que nos desgastó a todos. Y los que perdemos somos nosotros. Yo sentí que perdí. Pero quedan otros bandos, dos que quieren buscar la victoria, que quieren triunfar, y siempre y cuando busquen ganar en lugar de vencer al otro, acompañaré, pero desde afuera.