Te das
cuenta de cuan mambeado estás con una mina cuando vas por la calle pensando
respuestas a preguntas que nunca te hizo ni te hará. Pero no importa, vos querés
estar listo para ese momento. Y cuando creés que va llegar, cuando le hablás,
cuando encontraste la excusa perfecta para iniciar una conversación con ella la
única vez que usa el signo de pregunta es para saber cómo andás, y vos le querés
decir como-el-orto-dame-bola-flaca-me-muero-por-vos.
Pero no
sos tan gil para decírselo así de una y te metes en una charla intensa… donde
le terminás diciendo todo eso, pero en cuotas. Y al final, ¡claro! No te
termina dando bola por lo mambeado que estás.