jueves, 27 de septiembre de 2012

Te falta cumbia.

No bailo. No sé. No me gusta. No me sale. No me corre por la sangre.
Nunca quise ir a ningún boliche, hasta que cuando cumplí 18 mis amigos me convencieron. Fuimos a un lugar cerca de casa, un bolichón de mala muerte donde podían pasar los que aún tenían 17 y nos vendían alcohol. Hasta el último minuto mantuve la esperanza de que no nos dejen pasar pero ese dia no habia nadie así que entramos sin ningún problema.

Vacio, oscuro, húmedo y cuando pensé que nada podía empeorar, pusieron cumbia. No bailo cumbia. No se bailar cumbia. No me gusta la cumbia. No me sale bailar cumbia.
En cuanto pude me escapé a la barra, me compré una cerveza y me fui a sentar. No me gusta mucho tomar pero necesitaba hacer algo más que estar sin hacer nada.

Pasé como 15 minutos ahí, solo, mientras mis amigos miraban a las pocas chicas que estaban bailando y planeaban estrategias para acercárseles. Nunca sacaron a bailar a nadie.
Justo cuando la cabeza comenzaba a darme vueltas alguien se me paró delante y me agarró de la mano. Pensé que era uno de mis amigos así que acompañé el movimiento y me paré.

Era una chica. No la había visto cuando llegamos. El pelo, lacio y suelto, le llegaba hasta los hombros y era mas alta que yo, me sacaba casi media cabeza. Me hablaba pero no entendía lo que me decía. En un momento señaló hacia la pista y me sonrió. Me llamaba mucho la atención su sonrisa, que noté que tenia uno de sus dientes delanteros torcidos y que achinaba mucho los ojos cuando lo hacía. Siguió haciéndome señas hasta que de pronto se alejó un paso, me miró y comprendí al instante. Quería bailar conmigo. Dejé el vaso a un costado tratando de parecer lo más sobrio posible y le dije, de una manera elegante, que no sabia bailar, pero no le importó.

Lamentablemente no pude evitar todo lo que dije después, cosas originales como "Sos muy linda" o "Me gusta tu sonrisa".
Ella me escuchó. Pero no dijo una palabra. Hasta que de repente me agarró por los hombros, y empezó a acercar sus labios a los míos. Cerré los ojos, sorprendido por la situación, mareado por la cerveza, ¡entusiasmado por estar a punto de recibir mi primer beso! Sentía su dulce perfume, su pelo suave, sus manos que ahora me agarraban por los antebrazos... y de repente su voz, todo se esfumó y lo único que oía era su voz que me decía: "Te falta cumbia mi amor."

Ahora bailo. Sé. Me gusta. Me sale. Porque ella me enseñó.

martes, 25 de septiembre de 2012

Perotá

Triunfé. Cruzo el Rio de la Plata hacia Buenos Aires sin la muletilla tan temida. Ojo, todavía la tengo en la cabeza y se me mezcla en los pensamientos (admito que esa pelea la ganaron).
Me voy del Uruguay con un remolino de sentimientos. Significó muchísimo para mi este viaje. Fue conocer gente maravillosa. O confirmar su condición de tal.
Cada quien merecería un párrafo aparte. Pero ese no es el estilo de este blog. Esta es una bestia moderna que funciona con monedas más chiquitas. Quizás me anime a dedicarles pronto alguna ocurrencia. Encima mío llevo mil historias y mil y un sentimientos, que son como fotos revueltas en mi cabeza. Trataré de ordenarlas cuando llegue.
El Rio de la Plata se mueve, me mueve. Y con una de esas fotos aferrada mas cerca del corazón que de la mente, me empiezo a quedar dormido...

miércoles, 19 de septiembre de 2012

¿Quién es el hombre de tu vida?

Pinta noviecito.
Siempre tan serio, galante, se presenta en buenas formas, les sonrie a las chicas y les mantiene la mirada.
No teme a los abrazos, pero le cuesta mucho dar el primer beso.
Dice cosas lindas pero no incomoda, las ubica en el momento exacto y sólo cuando hace falta.
Detesta caer en lugares comunes.
Las escucha y les charla.

Idealiza. Se enamora. Pero nunca es correspondido.
Y no lo entiende, les pregunta: "¿Quién es el hombre de tu vida?"
Y la respuesta siempre es: "creía que alguien como vos".

viernes, 14 de septiembre de 2012

Violencia de género

-Mirá lo que es ese minón... Me enamoré, ya está.-

-Uy si está buenísima! Pero es un problema, las minas así no te dan bola nunca...-

-Mi problema está en que idealizo demasiado. Veo una mina que me gusta y ya me imagino presentándola en casa, yendo de vacaciones a Bombas y Bombinhas o mudándonos a un ph de esos feng shui que están haciendo ahora en Belgrano, que están copados, por cierto.-

-Si, a todos nos pasa algo parecido. Es una cagada, porque después se te viene todo abajo y es durísimo.-

-La cagada son los nombres. Me cuesta imaginarme eso, o sea a los pibes siempre me los imagino rubiecitos, como yo, y los ojos me da igual, pero los nombres... nunca sabés si tiene una abuela de la que heredó su nombre y quiere ponérselo a sus hijas. Y ademas siempre las nenas se llaman María nosequé o algo así.-

-...-

-Y el tema de la religión también me jode. Yo soy budista pero prefiero que ellos elijan la suya, a su tiempo. Yo les paso mis ideales, no mis creencias. Y acá te bautizan hasta al perro, yo no los quiero bautizar, pero si es cristiana es fija que va a querer. Esta tiene pinta de cristiana ¿no?.-

-No sé, supongo ¿pero no te estás yendo un poco al carajo?.-

-¿Por no bautizarlos decís? Dale, no te tenia tan religioso. De mi vieja me espero una puteada, pero de vos...-

-No salame, no lo digo por eso. Es que te estás haciendo tremenda película y no sabés ni el nombre.-

-Uy mirá ¿y ese gil quien es?

-Parece el novio.-

-Nah, cualquiera. ¡Que puta!.-