martes, 26 de junio de 2012

Los cuentos que le cuento a Faybel.

IMPORTANTE: El siguiente cuento es ficción, todos sus personajes son irreales, cualquier coincidencia con la realidad pudo estar buscada. O no. Si sos suceptible, no lo leas. Si te gustan los patos, no lo leas. Si sos un trosko, leelo, armá una asamblea y léanlo juntos. Si sos un reaccionario que no es capaz de entender su verdadero significado, no lo leas. Si saliste a cacerolear porque no podes comprar dolares para comprarte el ipod que te trajo tu tío de Miami, bajate la app.



Hace mucho mucho tiempo en la granja de Orson y sus amigos existió una familia aristocrática de patos. Mamá Pata, de la casa Menéndez de Cuevillas y Papá Pato, de los Pérez Echeraguen, volvieron de su luna de miel y una vez en casa empezaron a tener muchos patitos. Así llegaron al mundo Tommy, Bautista, Pilar, María Paz y Nacho. Pero un día, nació un patito de color oscuro, con corte taza y flequillito cortito. A ese, la partera lo llamó Elbraian.

A Elbraian le costaba relacionarse con los demás. O a los demás con él, no quedaba muy en claro. Nadie quería ser su amigo aunque el insistiera. Un hermoso día de abril, papá Pato le dio una extensión de su tarjeta Master Soja, y Elbraian lo primero que hizo fue comprarse altas llantas.

Orgulloso de su compra salió a recorrer la granja, hasta que se cruzó con el terrateniente Orson Oligarca, y no tuvo peor idea que decirle: “Eh amigo Orson tene´ la hora?”
Orson, horrorizado con tal situación, convocó a un cacelorazo en la plantación de soja, en reclamo de justicia y seguridad, bajo la consigna de “Esto no es la granja de Orwell”

Así, en patota, le pidieron a la familia Pérez Echeraguen Menéndez de Cuevillas que expulsen a Elbraian. Abrumados ante el pedido de toda la respetable sociedad rural, la familia accedió a esto, y el patito feo abandonó su hogar.

Elbraian vagó triste en este mundo abandonado por días... hasta que por fin, lo encontró una familia. Le dieron de comer, lo bañaron, lo cuidaron como nunca nadie hizo antes. Y a la semana, semana y media se lo comieron salteadito con verduras.

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