Hoy pensé en la auto-censura a la que todos nos sentimos obligados para respetar ciertos esquemas impuestos por la sociedad. Es verdaderamente preocupante.
Que lindo seria no temerle al ridículo ni a las caras de desaprobación que nos miran raro cuando nos salimos un poquito de los márgenes. Deberiamos quitarnos ese filtro y decir sin temor: "SI! Te quiero!" o tantos otros gritos fantásticos.
Nunca dejamos de expresarnos, ni cuando dormimos. La vida es un vendaval de expresiones.
Me gustaría liberar esta tormenta, que me levante y se lleve todo lo que me rodea.
Estoy trabajando en eso.
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