martes, 13 de septiembre de 2011

Ni propias ni ajenas.

Para escribir una nota suelo usar de disparador alguna frase que esté ligada con lo que siento en ese momento. Algo que piense, escuche en el aire o que me digan.  Pero hace rato que le perdí la pista. No he podido, en los últimos meses, enlazar lo que me pasa en palabras. Ni propias ni ajenas. Hasta ayer, cuando comprendí lo que sucedía dentro mío. Hace meses que siento una profunda pausa en el pecho.

Hablaba de esto con un amigo muy querido, de los pocos que tengo, y me decía, supongo que tratando de sacarme una sonrisa, que me vendría bien un shock eléctrico. Fue todo risas, si, pero quizás no estaba tan errado.

Ahora me encuentro a mi mismo frente a un nuevo desafío, ¿cómo lo pongo de nuevo en funcionamiento? ¿Con qué? El cielo esta cubierto de nubes cargadas de lugares comunes. No veo ahí la respuesta que estoy buscando. Me temo que está donde más temía, donde solo hay silencio.

No hay comentarios:

Publicar un comentario